NO SER DESEADOS EN ASTURIAS
Bromas fuera, más de un pescador dijo:
"Con cada coto de pesca hay que dar un rifle para disparar a los piragüistas".Un cormorán grande extiende sus enormes alas y las agita para secarlas. Acaba de emerger del embalse de La Granda, en Asturias, donde se chapuza en busca de truchas. Junto al embalse, un cartel verde alerta: Coto de pesca intensiva. En humedales como éste se libra una singular guerra entre cormoranes y pescadores, que acusan a las aves de acabar con la pesca. En medio, el Gobierno del Principado de Asturias ha optado por cazar unos 200 ejemplares e intentar calmar a unos y otros ante la temporada de pesca del salmón.
El cormorán grande estuvo al borde de la extinción en Europa. En 1978, en Asturias sólo se censaron 43 ejemplares. El pájaro pasa el verano en el norte del continente y en invierno vuelve a la península Ibérica. Estuvo tan mal que fue declarado especie protegida a principios de los ochenta. La medida funcionó y la población se disparó. Actualmente invernan sólo en Asturias más de 2.000 ejemplares y 500.000 en toda España.
En muchas zonas ni se ha advertido su presencia. Sólo los ornitólogos han notado el aumento de cormoranes. Parecen grandes patos negros. Nadan en grupos por los humedales y saltan por el aire antes de zambullirse a por un pez. A veces, a su lado hay gaviotas para quitarles la presa. En Asturias, con 50.000 licencias de pesca de río y con una industria floreciente gracias a ellas, semejante bicho se nota. Los pescadores lo conocen.
El último carnaval en Cangas de Narcea celebró el entierro del cormorán y las webs de los pescadores se ilustran con un cormorán en el punto de mira.
Los pescadores, en la trinchera contraria, lo ven de otra manera. Un dirigente de la Real Asociación Asturiana de Pesca Fluvial sostiene que las medidas de la consejería han sido tibias: "Controlarlo, no. Hay que erradicarlo, porque este pájaro nunca se vio por aquí. Ha llegado ahora y esquilma los ríos".
Ante el conflicto, la Consejería de Medio Ambiente del Principado de Asturias, del PSOE, ha puesto en marcha "una campaña de un mínimo control de población con la caza de unos 200 ejemplares", según explica el director de Medio Natural, José Félix García. Además, ha prohibido la pesca con cucharilla, ante el bajo caudal de los ríos y el estado de las poblaciones.
La consejería asegura que la medida no sólo trata de contentar a los pescadores, sino de "evitar el desequilibrio en el ecosistema". "Hay impacto sobre las poblaciones de trucha y de salmónidos. Hay ríos, como el Esva, que han visto reducida su población de truchas por la presión de los cormoranes", añade.
Sin embargo, ecologistas y expertos niegan tal impacto. David Álvarez, profesor de Ecología de la Universidad de Oviedo, afirma que "los cormoranes comen truchas y salmones, claro, pero muchos menos de los que dicen. Ellos lo achacan todo a los cormoranes y nada a la sobrepesca. En 20 años las licencias de pesca en los ríos asturianos se han más que duplicado. Y como no pescan le echan la culpa al cormorán". Fernández esgrime un estudio financiado por la Comisión Europea que concluye que "el descaste de la población no tiene un impacto significativo más que trasladar la población a otros lugares".
"Lo cazan porque es negro y viene del extranjero, pero eso no detendrá la caída en la pesca fluvial. Luego pedirán cazar garzas reales y nutrias, cuyas poblaciones también están en aumento y que también comen peces", añade Álvarez. Los ecologistas sostienen que la cifra de aves cazadas es muy superior a la declarada, ya que no se cuentan los animales abatidos que no son recuperados.
El responsable autonómico admite que no podrán erradicar al cormorán -si desaparece este año volverá el que viene-; sólo "espantarlo y que se vaya a otras zonas". Ya está ocurriendo. Algunos ejemplares cruzan a Galicia ante el hostigamiento de los guardas.
La llegada de los cormoranes se suma a un descenso de décadas en la captura de salmones. A principios del siglo XX se pescaban con red en los ríos asturianos. Tantos salían que los mineros de la cuenca del Nalón se pusieron en huelga para exigir un cambio en la dieta. Ahora, cada año se pescan unos 2.000 ejemplares.