martes, 12 de junio de 2012

CINCO SEGUNDOS Y CINCO DÍAS...



El gran Tito (el mejor y único piragüista de A Pontenova) me propuso realizar una travesía por la costa de Asturias, evidentemente la oferta era muy tentadora pero como siempre hago con este tipo de propuestas medité detenidamente la invitación, sus pros y contras, mis capacidades personales, el tiempo que necesitaba en el trabajo, la familia, el material, la logística, la predicción meteorológica, etc… y en cinco segundos ya le había dicho que sí a mi compañero de aventura (ya se que no es mucho tiempo pero es que yo medito muy rápido o muy mal, según se mire) 

 
… y ya estaba el lio montado, cinco segundos para tomar la decisión y cinco días de travesía …


 Tras unos preparativos más que fugaces, comenzó nuestra andanza en el pequeño puerto de Bustio, allí estivamos nuestros kayaks y nos echamos a la mar… 











Las dos primeras etapas por zonas de acantilados entre Bustio y Ribadesella son de lo mejor que uno puede hacer en kayak de mar sin lugar a dudas, dicen que ésta es una de las costas más bonitas del mundo y desde luego las habrá igual de bonitas pero más, lo dudo…

la catedral...
 
A medida que avanzas encuentras lugares que te rompen los esquemas, como bien dijo mi compañero de travesía …esto es un despiporre…



Un sinfín de cuevas, arcos  y rincones majestuosos hacen de la remada algo fuera de serie, los ojos no nos llegan para ver lo que hay, uno ya no sabe a donde mirar, solo intentamos quedarnos con todo, ver todo y entrar en todas las cuevas que nos sea posible.


 
Pasado Ribadesella la costa cambia su morfología y las zonas de acantilados desaparecen paulatinamente dejando sitio a la vegetación que en algunos puntos cae hasta la línea de agua.

 
Y así llegamos tras dos intensas jornadas a la playa de Meron dónde hicimos noche y degustamos un rico menú a base de pasta, dátiles y pan de ajo, esa noche recibimos la visita de nuestros amigos Thomas y Cova (gracias por el apoyo logístico).

nuestra habitación en la playa de Merón

 
hotelito en playa de cuevas
la suite de Serín, aquí nos gastamos la pasta y nos fuimos a un hotel 5 estrellas
buenos días...
 
Uno de los retos del viaje era el doblar Cabo de Peñas el punto más septentrional del Principado y uno de esos lugares en donde a uno se le enrasan los ojos cuando se ve allí abajo y se da cuenta de lo diminuto que es ante semejante murallón…


 
Aquí pasamos unos momentos “entretenidos” con un mar espectacular de bonito,  donde el mar de fondo unido al rebote del acantilado nos pedía estar más que atentos, de este punto no tenemos muchas fotos, porque salieron borrosas, movidas, sin encuadrar, bla, bla, bla… (bueno en realidad no tuvimos eggs para soltar la pala y coger la cámara de fotos).

 
Una vez superado Cabo Peñas internamente pensábamos que lo gordo ya estaba hecho y como comentamos en los kayaks… “bueno ahora ya es todo cuesta abajo…”, pero  aunque ya lo sospechaba desde hace tiempo, tengo claro que la naturaleza es mujer, porque como siempre es ella la que decide y dicta la última palabra y así nuestro ego se fue al suelo en el bonito pueblo de Cudillero donde una previsión meteorológica demoledora (gracias a meteoAnthony y meteoAni por las predicciones) nos hizo poner pie en tierra y dejar nuestra travesía por el momento.



 
Nuestra llegada a Cudillero, aquí todavía vivíamos en la ignorancia sin conocer la predicción…
 
Solo nos cabe estar agradecidos por el regalo que nos ha dado la costa Asturiana, unos paisajes y unas sensaciones fuera de lugar es de lo que hemos disfrutado como niños con zapatos nuevos (saltando en charcos de barro como a mi me gustaba de chico y  todavía hago cuando nadie me ve).



El vaso medio vacío dice que abandonamos a sólo dos días de llegar a nuestra meta, y el vaso medio lleno que todavía tenemos que subirnos a nuestras alfombras voladoras otros dos días y disfrutar paleando los 90 km que nos separan de nuestro destino…
 

Desconectado de todo se da uno cuenta del valor que tiene cada cosa y por hablar de la actualidad, sólo me cabe pensar que si la panda de elementos que nos chulea y según ellos “si/no rescatan” de las aguas turbulentas,  remasen un poco en kayak o saliesen de vez en cuando a dar una vuelta al monte no serían tan HP y no me refiero a las impresoras….


Gracias Tito.